agosto 19, 2013

Crimen - Irvine Welsh

El detective del departamento de policía de Edimburgo, Ray Lennox, a raíz  de un terrible caso sobre el secuestro de una niña que apareció muerta a manos de un siniestro pederasta, y al que pudo capturar, se encuentra en una terrible crisis acompañada de una depresión clínica. Para olvidarse del caso, decide tomarse unas  vacaciones en Miami con su prometida, Trudi, quien a la par de lidiar con un Lennox traumatizado se avoca a planificar la boda. Tras una discusión, Lennox intenta sobreponerse a su irascible carácter en un bar, en donde conoce a dos chicas, Starry y Robyn, con quienes terminará consumiendo drogas en su departamento. Ahí encontrará a Tianna, una niña de diez años, hija de Robyn, víctima aparente de una red de delincuentes sexuales que está con contacto con su madre. Lennox decide investigar y ayudar a la pequeña, aunque signifique descender al escabroso submundo de los abusadores sexuales de infantes.

Esta es la premisa de Crimen, novela que Irvine Welsh publicó en el 2008. El enfant terrible de las letras inglesas, así conocido en todas partes, modifica su estilo de escritura, aunque de forma leve: de la contaste oleada satírica y de humor negro que es frecuente en cada una de sus páginas en Trainspotting, The Acid House y Escoria, por nombra algunas, en Crimen es un recurso regulado que aparece de forma eventual. Sería, quizás, su obra más seria, pero, mejor dicho, se trata de un punto de madurez narrativa que ahora comporta como rasgo la dosificación en el uso de la parodia y el pastiche.

Considero igualmente relevante que la acción transcurre mayormente en Estados Unidos, bajo el sol de Miami, diferente a los escenarios sombríos y helados de Edimburgo. Este paso, además, permite a Welsh mostrar la descomposición de la sociedad norteamericana de inicios de siglo desde sus entrañas (al final Welsh cuenta que parte de su investigación la realizó en distintos departamentos de policía de Estados Unidos).

Welsh es quizás el autor que mejor ha retratado las contradicciones del tacherismo y el modo de vida británico de la clase media de los noventa y es, junto a Danny Boyle (director de la versión cinematográfica de Trainspotting), el artista Damien Hirst (autor de la famosísima obra The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living, vendida en 10 millones de dólares), Blur y Oasis (estos últimos autores del disco (What's the Story) Morning Glory?, el cuarto álbum más vendido en toda la historia en el Reino Unido) hijo cultural de la famosa moda de la Cool Britannia. Por ello, Welsh ha continuado su  feroz y audaz crítica sobre la realidad británica, pero esta vez en el análisis de la herencia dejada por otro retoño de Cool Britannia: Tony Blair. Welsh es de los pocos que ha denunciado la larga gesta política de Blair y no por nada es uno de los poquísimos autores que cuando lanza un libro es sometido a la censura de Estado, como le sucedió con Escoria (en la que, por cierto, aparece como secundario Lennox, protagonista de Crimen).

A pesar de ello, de la cierta lobreguez con que retrata los suburbios de Edimburgo aquejados por otro tipo de pobreza y miserias (piscológicas, en este caso), tras los vislumbres desesperanzados y pesimistas que tienen todos sus personajes en Crimen, Welsh, en el fondo, siente en todo su ser a su Edimburgo y a la humanidad. Es un nuevo tipo de humanista: enfadado, emputado, en términos de Mark Renton. En Crimen es donde mejor se nota un Welsh que no da totalmente perdida a la civilización. Así como este libro significa una especie de umbral para su estilo, también lo es para su enfoque, menos fatalista, menos amargo. Y eso nos lo deja muy claro, con un personaje que a pesar de tenerlas todas perdidas no desiste en su afán de redimir al mundo en su larga travesía por salvar a una niña de las manos de perversos depredadores sexuales.

 (19-agosto-13)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
© Copyright 2012, todos los derechos reservados Librografías.