Espiral de artillería (2003) se desarrolla en el puerto ficticio de Malombrosa, ubicado dentro del bloque comunista y en el marco de la Guerra Fría. El personaje principal, un médico que ha llevado una vida pasiva, indiferente a los conflictos ideológicos de su pequeño pueblo, de pronto se ve envuelto en una intriga que lo termina por relacionar con los súbditos del poder. Dertz Magoian, el comisario bajo las órdenes del Gran Brigadier, interroga al protagonista en busca de alguna pista que lo conduzca a detectar y capturar grupos disidentes. Con tal de liberarse del asedio que los agentes del Gran Brigadier han cernido sobre él al relacionarlo con una mujer de ideología discrepante, el médico decide inventar, a partir de una historia que un paciente años atrás le confía, que Eliah Bac está a punto de desencadenar un plan terrorista para derrocar al régimen revolucionario.
Eliah Bac era el hijo del subteniente que había ordenado hundir un importante submarino de la Gran Flota del Norte después de enterarse de que el resto de la tripulación había decidido desertar y ceder la nave al enemigo. Dicha versión de los hechos torcía la historia oficial mantenida por el poder. Un soldado decide asesinar a Eliah Bac antes de que su versión de lo ocurrido en el submarino Leviatán ponga en tela de duda la revolución. Lo cita en el cementerio de submarinos en el puerto de Malombrosa bajo el engaño de que posee pruebas contundentes acerca de los verdaderos sucesos acontecidos en el Leviatán. Sin embargo, Bac es asesinado para mantener el orden establecido por el régimen autoritario.
Sin saber exactamente de quién se trata, y tras la información proporcionada por el médico, Dertz Magoian filtra la información y al día siguiente de la entrevista se publica que se ha identificado un movimiento terrorista en el seno del régimen, cuyo líder es Eliah Bac. Tras esta invención, tras la construcción discursiva de Bac, la leyenda de un personaje que lucha por los necesitados, por los oprimidos y contra la hegemonía autoritaria del poder, crece al grado de convertirse en un enemigo implacable, en una verdadera rebelión que no obstante es mítica.
La invención discursiva del enemigo es la perfecta cuartada y un pretexto inmejorable para ejercer una autoridad incuestionable y total. La condición mítica de Eliah conduce al médico a guardar silencio y a no develar el secreto que se oculta detrás de él: de que el poder ha construido su propia resistencia; que Eliah Bac es un ser cuya naturaleza es puramente verbal.
Finalmente, poco sabemos acerca de la identidad del médico. Sólo podemos aducir que alguien lo mira llegar a la prisión (o al parecer un sanatorio mental) y que comienza a imaginar las posibles causas que lo han llevado hasta ese sitio. Esta espiral de voces que relatan y construyen la historia del otro produce un vórtice de incertidumbre, lo cual nos impide conocer por completo la conciencia de los personajes. El camino en espiral impide acceder al saber, al conocimiento. Sin embargo, esta carencia implica que podemos llenar los vacíos con las piezas de la imaginación.
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