De excelsa
construcción narrativa, Rushdie nos ofrece en El suelo bajo sus pies (1999) la representación brutal y contradictoria de
un mundo decadente, pero necesitado de mitos. Rai, fotógrafo profesional, nos
relata una historia de amor épico entre Vina Apsara y Ormus Cama, estrellas de
rock que llegan a identificar sus destinos con los de Oriente y Occidente.
Historia de
confesión, de encuentros y desencuentros, es, sobre todo, una inmensa búsqueda
perpetua que va desde la India, Inglaterra y América, hasta los inframundos de
un hermano muerto. Genealogía de un amor
postergado y de sus insospechadas mutaciones, adquiere tintes fatales y crueles
por la imposibilidad de inventarse como mito en una sociedad abismada en la
desolación ética. Rai, cual fotógrafo en zona de desastre, desplaza y dispersa
la tensión narrativa entre Vina, Ormus y él, con el fin de otorgarnos una
imagen acabada del mundo; su mejor foto: la obra del abismo.
El suelo bajo sus pies termina por sellar el destino de Vina en un implacable terremoto que parece
preludiar el fin del planeta. Así, la genealogía de los tres últimos cuartos de
siglo confirman el estadio de tensión existencial e histórica de la
civilización: un psicópata que se comunica mentalmente con su hermano para
cometer crímenes, los descensos al inframundo oriental para recibir la
inspiración de un hermano que nunca nació; las marchas de protesta, Gandhi
contra los ingleses, la neocolonización yanqui, las radios pirata y la guerra
de Vietnam, forman parte de esta obra fundamental que Rushdie fragua a
partir del mito de Orfeo y el despojo contemporáneo
de las almas.
Esta reseña se publicó en marzo del 2000.
Hugo Medina (26-julio-13)
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